MADRID 26 Dic. (EUROPA PRESS) - Periodismo Uniacc, Marjorie Rodríguez Osses.
Los pacientes electrodependientes en Chile enfrentan una realidad crítica, especialmente en un contexto marcado por cortes de luz que son cada vez más frecuentes y prolongados, y a las alzas sostenidas en el costo de la electricidad. Para quienes dependen de dispositivos médicos conectados permanentemente a la red eléctrica, como ventiladores mecánicos, concentradores de oxígeno o bombas de infusión, un corte de luz no es solo una molestia: es una amenaza directa a su vida.
Los eventos climáticos extremos que azotaron a Chile durante este año, dejaron a miles de hogares sin suministro eléctrico y pusieron en evidencia la precaria situación de los pacientes electrodependientes, quienes se vieron expuestos a un riesgo inminente ante cada corte de luz. En este contexto, las recientes alzas en las tarifas eléctricas agrava aún más su situación, transformando un derecho básico en un lujo inaccesible para muchos.
¿Qué significa ser electrodependiente?
Un paciente electrodependiente es aquella persona que, debido a una condición médica, requiere de equipos conectados a la red eléctrica para mantener sus funciones vitales. Estos equipos pueden ser ventiladores mecánicos, bombas de infusión, monitores cardíacos, entre otros. Sin electricidad, estos dispositivos dejan de funcionar, poniendo en riesgo la salud y, en muchos casos, la vida de quienes los utilizan.
Según cifras del Ministerio de Energía, en Chile existen más de 22 mil personas registradas cuyas patologías implican estar conectados de manera permanente a un dispositivo médico que opera con electricidad, aunque la cifra podría ser mayor debido a subregistros en zonas rurales o de difícil acceso.
La normativa chilena contempla el registro de estos pacientes en la Superintendencia de Electricidad y Combustible (SEC) y en las compañías eléctricas para asegurarles suministro prioritario y la instalación de generadores de emergencia. Sin embargo, la implementación ha sido cuestionada. Testimonios de familias revelan retrasos en los procesos de inscripción y falta de información, lo que los deja expuestos durante apagones prolongados.
Los apagones: una lucha contra el tiempo
Para los pacientes electrodependientes, cada corte de luz es una carrera contra el tiempo. "Es como si se detuviera el mundo", confiesa Rodrigo Rubio, padre de un niño con fibrosis quística que depende de un ventilador mecánico. "Cada segundo que pasa sin electricidad es un segundo menos de vida para mi hijo".
La angustia y el estrés que experimentan estos pacientes y sus familias son inimaginables. La incertidumbre de cuándo se restablecerá el servicio eléctrico, la posibilidad de que el equipo médico falle, y el miedo a perder a un ser querido son emociones que acompañan su día a día.
Las interrupciones masivas de suministro eléctrico en diversas regiones del país han puesto en evidencia la vulnerabilidad de estas familias. Para Carlos Farías, hijo de un hombre adulto mayor electrodependiente en la comuna de Valparaíso, el apagón de ocho horas en el mes de junio por el tema del temporal fue un episodio de angustia extrema.
"Llamé a la empresa de electricidad, pero no tenían respuesta inmediata. Mi padre depende de un ventilador mecánico las 24 horas. Al final, tuve que recurrir a un vecino que tenía un generador", relata.
Estas situaciones obligan a las familias a buscar soluciones por su cuenta, a menudo recurriendo a costosos equipos portátiles de respaldo, como baterías o generadores, cuyo precio puede llegar al millón de pesos.
El costo de la supervivencia
A los desafíos logísticos se suman los económicos. Con el alza del precio de la electricidad, las familias enfrentan cuentas de luz que duplican o triplican el promedio nacional debido al consumo constante de los equipos médicos.
Cristián, un vecino de la comuna de San Bernardo cuya madre utiliza un concentrador de oxígeno, explica que su boleta eléctrica mensual supera los 200 mil pesos. "No hay ayuda económica real. Nos dicen que existen subsidios, pero los trámites son interminables y la burocracia nos deja sin respuestas claras", afirma.
Para muchos, el consumo energético asociado a sus equipos médicos representa una carga económica significativa, que en algunos casos los obliga a elegir entre pagar la cuenta de la luz o adquirir alimentos y medicamentos. "Es una situación insostenible", afirma Juan Ramos, un paciente con enfermedad pulmonar obstructiva crónica que utiliza un concentrador de oxígeno. "No podemos seguir viviendo así. Necesitamos que las autoridades nos escuchen y nos den una solución", afirmó.
La deuda pendiente del sistema
Aunque la Ley 21.304, promulgada en 2021, establece medidas para proteger a los pacientes electrodependientes, como el suministro continuo y el acceso a generadores, la aplicación efectiva de estas normativas sigue siendo un desafío. A raíz de eso, los pacientes y sus familias aseguran que estas medidas son insuficientes y que aún queda mucho por hacer. Demandan un compromiso mayor por parte del Estado y de las empresas eléctricas para garantizar un suministro eléctrico estable y confiable, así como el acceso a equipos médicos de respaldo y a tarifas eléctricas justas.
En un país que avanza hacia una transición energética, es fundamental que nadie quede atrás, especialmente aquellos cuya vida depende de algo tan esencial como la electricidad.