CIUDAD DE MÉXICO, 8 Ene. (Reuters/EP) -
El Gobierno de México está tratando de reducir la tensión tras el descontento provocado por la falta de combustible en varios estados del país, que ha sido provocado por una serie de medidas puestas en marcha para combatir el alto nivel de robo de gasolina registrado en el país.
Desde hace varios días, en estados del centro y occidente de México, así como en Tamaulipas, en el norte, la población hace largas colas para rellenar el tanque de sus vehículos. Las autoridades, que estiman que el robo de combustible giró en torno a los 3.000 millones de dólares en 2018, no han anunciado una fecha estimada de restablecimiento normal del suministro.
"Estamos cambiando todo el sistema de distribución, por eso el desabasto (...) tenemos gasolina suficiente pero estamos cuidando la distribución", ha subrayado el presidente, Andrés Manuel López Obrador, que ha lamentado que no haya aún una fecha de normalización del suministro.
"Se va a normalizar el abasto y al mismo tiempo vamos a garantizar que no se roben combustibles (...) Estamos terminando de desplegar toda la acción", ha señalado.
La escasez de combustible ha tenido lugar tras el cierre de aquellos oleoductos que registran un mayor número de asaltos y robos. No obstante, la petrolera estatal Pemex ha aumentado los traslados mediante camiones cisterna y tanques.
El plan de López Obrador, lanzado a finales de diciembre, ha incrementado la presencia de efectivos de las Fuerzas Armadas en instalaciones estratégicas de Pemex, como sus seis refinerías, y por primera vez los involucra en el proceso de supervisión del sistema que vigila el funcionamiento de la distribución de combustibles.
"Sabemos de antemano que este tipo de operativos y este tipo de acciones no son fáciles", ha aseverado la ministra de Energía, Rocío Nahle. "Sí fue un poco complicado pero tenemos que hacerlo", ha añadido.
México importa grandes cantidades de combustible para cubrir el consumo interno, que no puede ser abastecido en su totalidad por las refinerías de Pemex, que sufren graves problemas de mantenimiento y, algunas de ellas, incluso, de operaciones.
El Gobierno planea rehabilitar las seis refinerías de Pemex y construir una más, en Tabasco, el estado natal de López Obrador, en un ambicioso plan de cara a los próximos tres años para reducir la dependencia de las importaciones.